En tierras regadas por río
Gigüela y su afluente el Jualón situamos los dos despoblados de Palomares,
Fuente el Pez y La Torre.
Fuente el Pez
En el siglo XIII, el infante don
Juan Manuel en su Libro de la Caza cuenta como estas tierras eran grandes
humedales buenos para la caza de ánades.
El aroyo
de villalva nasce sobre loranca cae en la grant laguna de fuente
el pez cabo el castiello.
Se refiere don Juan Manuel el que ahora llamamos arroyo de La Vega
Cien metros mas allá
del Kilómetro 14 de la carretera de Carrascosa a Palomares sale el
camino que nos lleva hasta las ruinas de la ermita de San Miguel y a tierras
donde estuvo la aldea de Fuente el Pez.
A
los pies del monticulo donde están las ruinas de la ermita discurren tres
cursos de agua, la acequia de la Fuente Grande, antes Fuente del Pez que se
prolonga en el Caz de Quintanares que toma sus aguas del río Cigüela ya cerca
de Torrejoncillo del Rey, siguiendo ambos un curso paralelo. Junto a
sus cauces está la ermita de Los Urbanos, a unos 3 kilómetros de
los parajes de San Miguel y Fuente el Pez si vamos campo a través.
Con
curso paralelo a la acequia de la Fuente Grande y al Cigüela descurre el
llamado Arroyo de Enmedio por discurrir entre estos.
se procuraba que en la confluencia de los dos ríos, Gigüela y Jualón, en Fuente el Pez, se hiciese la limpieza y las obras oportunas con el fin de que las heredades que los vecinos tenían en la vega no se viesen inundadas,
Habia inquietud y preocupación cuando la ciudad de Huete, en la dehesa de Villas Viejas situada aguas abajo, no hacía las palerías oportunas. La falta de limpieza del río, haría peligrar las heredades de Palomares del Campo en caso de lluvias torrenciales.
También era objeto de atención los dos ríos que discurrían por los términos: Gigüela y Jualón.........algunos tramos del río era necesario limpiarlos para que el agua tuviese más corriente y así poder aprovechar mejor las instalaciones de molinos de agua y batanes y, lo que es más importante, que las tierras de los labradores no sufriesen inundaciones en las zonas de vega.
El concejo gastaba periódicamente fondos de propios para su limpieza; hay que tener en cuenta que en la margen derecha del río Jualón estaba ubicado el molino del concejo. Prácticamente todo lo años era necesario la limpieza del caz para que el agua corriese con suficiente fuerza para moler.
Aunque en el término de Fuente el Pez había una amplia vega, surcada por los ríos Gigüela y Jualón, no se puso en funcionamiento ningún sistema de riego que aumentara los rendimientos. La única preocupación del concejo, en este sentido, se centraba en tener limpios los ríos “para dar corriente a la bega de fuente el pez, jurisdizion desta villa”, con el fin de que , cuando lloviese abundantemente, los ríos no se desbordasen e inundaran las heredades de los vecinos. Con este fin se practicaron algunas obras de drenaje.
se procuraba
que en la confluencia de los dos ríos, Gigüela y Jualón, en Fuente el Pez, se
hiciese la limpieza y las obras oportunas con el fin de que las heredades
que los vecinos tenían en la vega no se viesen inundadas,
Habia
inquietud y preocupación cuando la ciudad de Huete, en la dehesa de Villas
Viejas situada aguas abajo, no hacía las palerías oportunas. La falta de
limpieza del río, haría peligrar las heredades de Palomares del Campo en
caso de lluvias torrenciales.
También era objeto de
atención los dos ríos que discurrían por los términos: Gigüela y
Jualón.........algunos tramos del río era necesario limpiarlos para que
el agua tuviese más corriente y así poder aprovechar mejor las
instalaciones de molinos de agua y batanes y, lo que es más importante,
que las tierras de los labradores no sufriesen inundaciones en las zonas
de vega.
El
concejo gastaba periódicamente fondos de propios para su limpieza; hay que
tener en cuenta que en la margen derecha del río Jualón estaba ubicado el
molino del concejo. Prácticamente todo lo años era necesario la limpieza del
caz para que el agua corriese con suficiente fuerza para moler.
Aunque
en el término de Fuente el Pez había una amplia vega, surcada por los ríos
Gigüela y Jualón, no se puso en funcionamiento ningún sistema de riego que
aumentara los rendimientos. La única preocupación del concejo, en este
sentido, se centraba en tener limpios los ríos “para dar corriente a la bega de
fuente el pez, jurisdizion desta villa”, con el fin de que , cuando
lloviese abundantemente, los ríos no se desbordasen e inundaran las heredades
de los vecinos. Con este fin se practicaron algunas obras de drenaje.
El aroyo
de villalva nasce sobre loranca cae en la grant laguna de fuente
el pez cabo el castiello.
Se refiere don Juan Manuel el que ahora llamamos arroyo de La Vega
Cien metros mas allá
del Kilómetro 14 de la carretera de Carrascosa a Palomares sale el
camino que nos lleva hasta las ruinas de la ermita de San Miguel y a tierras
donde estuvo la aldea de Fuente el Pez.
A
los pies del monticulo donde están las ruinas de la ermita discurren tres
cursos de agua, la acequia de la Fuente Grande, antes Fuente del Pez que se
prolonga en el Caz de Quintanares que toma sus aguas del río Cigüela ya cerca
de Torrejoncillo del Rey, siguiendo ambos un curso paralelo. Junto a
sus cauces está la ermita de Los Urbanos,
a unos 3 kilómetros de los parajes de San Miguel y Fuente el Pez si vamos campo
a través.
Con
curso paralelo a la acequia de la Fuente Grande y al Cigüela descurre el
llamado Arroyo de Enmedio por discurrir entre estos.
Et la primera grúa que mataron fué entre
Palomares et Bumanos, cabo un arroyo que dicen Xuheron. Es el Jualón que va al Cigüela mas abajo
de Urbanos y nace en Villar del Águila, el Villar del Puerto que se cita
Xuheron nasce sobre Villar del Puerto et entra en Xuhela, deyuso de
Burbanos.
Un
puente romano permite el paso del Cigüela en Urbanos
Las ruinas de la ermita y del castillo se sitúan en lo que fue el despoblado de
Fuente el Pez.
Estaba este asentamiento junto al río Valparaíso que ya próximo a desaguar en
el Valdejudios recibe el nombre de río de Las Lagunas.
En los diezmos que recibía la iglesia en el
siglo XVIII, todavía Fuente el Pez seguía apareciendo como un término
independiente y los vecinos declaraban los frutos cogidos en él con
independencia de los cogidos en el término de la villa.
Hubo en la Ermita una talla de San Miguel metida en una caja hecha en el
año 1589.
Se paga por la imagen 40 ducados al escultor Alonso Serrano y a Quilez
Moreno pintor y estofador de la caja 97 ducados y a y Juan Gómez por las pinturas que hace en las puertas
de la caja 400 reales.
Los Gómez: una dinastía de
pintores del Renacimiento. Pedro Miguel Ibáñez Martínez
Fondo documental del
Archivo Municipal de Palomares del Campo
Las ruinas de la ermita y del castillo se
sitúan en lo que fue el despoblado de Fuente el Pez.
Estaba este asentamiento junto al río Valparaíso que ya próximo a desaguar en
el Valdejudios recibe el nombre de río de Las Lagunas.
Martín Gómez El Joven hermano de Juan Gómez, padre del arquitecto Juan Gómez de Mora hace el retablo de San Roque para la iglesia de Palomares
Fuente el Pez
Localizado en las
inmediaciones de las ruinas de la ermita de San Miguel, conocidas también como
torreón o castillo de San Miguel, en un área con abundantes restos romanos que
incluyen la ermita de los Urbanos en Torrejoncillo del Rey en donde por los
restos encontrados pudo existir un santuario. Próximo a la ermita se halla el
sitio de Santa Brígida; donde se han encontrado monedas y otros restos del
periodo romano. En las inmediaciones de esta ermita, en el conocido como Camino
Real a Huete y actual carretera que viene desde Carrascosa del Campo y que
corresponde a la vía romana que bajaba desde Ercavica, apareció un epígrafe
votivo de un legionario de la Legio VII que por octava vez, dedicaba una
ofrenda a las ninfas. En sus inmediaciones las minas de espejuelo de
Torrejoncillo en el cerro de La Mora y en el de San Bartolomé, yacimientos que
se completan con los de Palomares y Villas Viejas. Lugares todos en las
proximidades de la calzada romana que procedente de Segobriga pasaba por
Torrejoncillo hacia Erkavica en Cañaveruelas y cuya explotación tuvo una
importancia fundamental en la economía romana. A través de una calzada que
discurre paralela al río Gigüela pasando por Fuente el Pez se conectaban las
minas de Valparaíso de Abajo y Torrejoncillo con la mina de Villas Viejas
llamada Cueva del Toro situada cerca de la ciudad celtíbera de Contrebia. Aquí
enlazaría con la calzada principal que se dirige al puerto de Cartagena.
Situado en parajes de la ermita de San Miguel cuyas ruinas se sitúan junto al cauce del
río Gigüela en el kilómetro 14 de la carretera que viene de Carrascosa y a unos
seis kilómetros de Palomares. Aún puede verse algún resto de la atalaya de
control y defensa del territorio del sur de alfoz de Huete. Se trata de una
torre de base cuadrada y pequeñas dimensiones, que pudo servir de refugio a los
moradores de la aldea, pero sobre todo, se construyó como atalaya con funciones
de vigilancia y comunicación con las otras torres ubicadas en los lugares más
altos de las aldeas del sexmo y con la propia ciudad de Huete. Don Rafael de
Ribas, cura de Palomares del Campo en 1787, nos dice que: “Dentro de su
jurisdicción está el despoblado, llamado Fuente el Pez distante una legua de
esta villa, y respecto de ella está del poniente; se llama Fuente el Pez por
una fuente del contigua del mismo nombre, en la que se crían, buenos pezes, y
varbos: sólo se advierte al presente, en este despoblado una fortaleza, ó
atalaya vastante destrozada". Huete durante las invasiones almorávide y
almohade, además de los castillos de Albaráñez o de Luna en la misma ciudad de
Huete, llamado también de Alvar Fañez; lugarteniente de El Cid que nombra
igualmente una aldeaasí como el situado en el actual pueblo de Cuevas de
Velasco dispuso de torres aisladas en las aldeas de su alfoz, donde se situaban
puntos de vigilancia con el fin de alertar de posibles incursiones provenientes
de Cuenca o Alarcón.
El asentamiento de Fuente
el Pez ya existía en 1188. Fue en la segunda mitad del siglo XIV señorío de
Mencia de Orozco que también lo fue de Valdejudios en Carrascosa; del que dista
unos 3 kilómetros. Aldea con término propio que en la últimas décadas del siglo
XVI ya estaba despoblada, según se recoge en las Relaciones Topográficas de
Felipe II, aunque “la causa por qué se despobló no saben. En esta situación lo
compra su lindera la villa de Palomares del Campo por l.500 ducados a la ciudad
de Huete. Desde la segunda mitad del siglo XVII y hasta el fin de los señoríos
con la constitución de Cádiz fue señorío de los Ruíz de Alarcón señores de
Valera de Arriba y vecinos de Tarancón. En los diezmos que recibía la iglesia
en el siglo XVIII, Fuente el Pez seguía apareciendo como un término
independiente y los vecinos declaraban los frutos cogidos en él con
independencia de los cogidos en el término de la villa de Palomares.
A partir de 1601, no pudo
el Consejo de Hacienda vender más exenciones jurisdiccionales A partir de 1626,
lo que se vendía eran vasallos. Si la aldea, tomaba la decisión de comprarse a
sí misma, negando la constitución de un señorío particular, el resultado era
una nueva villa. El precio era el mismo que la venta de jurisdicciones en el
siglo anterior: 15.000 maravedíes por vecino, para las poblaciones situadas a
la derecha del Tajo, en territorio de la chancillería de Valladolid, y 16.000
para las poblaciones situadas a la izquierda, pertenecientes a la chancillería
de Granada; pero también podían venderse, atendiendo a la extensión del
término, a razón de 6.400 ducados “de atresçientos y cinco mrs cada ducado por
legua legal. Lo uno o lo otro a eleçion de su magestad o de los del dho su
Conssº de Hazienda”.
El primer trámite para la
transacción era fijar la población de la villa que se pretendía adquirir y
depositar el tercio de su valor; después se hacía la medición del término y el
censo de la vecindad. El cálculo casi siempre era inferior al real, para adelantar
menos dinero. El buen resultado de este primer intento, animó a continuar con
las ventas. Una Real Cédula de 15 de mayo de 1630 dispuso, previo
consentimiento de las Cortes, que se vendieran otros 12.000 vasallos. En 1652,
se vendieron doce pueblos y en 1658, se vendieron catorce más. En los últimos
años del reinado de Felipe IV sólo hay algunas ventas esporádicas y en los
primeros de su hijo y sucesor siguen haciéndose, aunque en pequeño número:
cinco en 1667 y cinco en 1668. En 1670, el Reino protestó de las enajenaciones.
De 1626 a 1668 se
vendieron 52.306 vecinos; de éstos, 20.082 correspondieron a jurisdicciones
compradas por los propios lugares, 8.916 compradas por los nobles y 23.307
vasallos fueron comprados por compradores no nobles. Hay que tener en cuenta
que no todas estas ventas dieron lugar a formación de señoríos, en muchos
casos, las villas o lugares se compraron a sí mismos para evitar caer en poder
de un señor o para exentarse de la cabeza de su jurisdicción.
Habrá que
agregar, a las cifran anteriores, las poblaciones entregadas por el monarca a
ciertos señores en pago de deudas y servicios; un móvil de prestigio y nunca
motivos económicos, impulsaban, por regla general, a los compradores de
lugares, pues esto facilitaba a su poseedor un ascenso social. La posesión de
una villa o aldea, además de colmar su vanidad, pues recibían homenaje de los
lugareños y colocaban sus armas en las iglesias, les daba ingreso a la
categoría de señor de vasallos, paso previo, en algunos casos, a la nobleza
titulada.
La villa de Palomares del
Campo se eximió de la ciudad de Huete, según consta del privilegio concedido,
el 27 de marzo de 1553. No sabemos con exactitud los motivos. Un hecho, que
pudo ser determinante fue era el gran crecimiento demográfico del siglo XVI,
tal y como revelan las Relaciones Topográficas de Felipe II: “que hay de
presente trescientos y cuarenta vecinos, contados por padrón... y que antes de
agora ha tenido menos vecinos, porque el mes de março del año pasado de
cincuenta e tres... tenía con menores y viudas ducientos y sesenta vecinos,
como consta del previlegio; y que el año de sesenta hizo averiguaciones Pero
Díaz Laso, juez de S.M. sobre las alcabalas y tercias, y que por ellas consta
que la dicha villa tenía docientos y ochenta vecinos, y que ansí han ido
cresciendo; e que hay muchos vecinos pobres, e que algunos de ellos piden de
limosna; y que la causa por qué se han crecido estos vecinos es porque se han
ido casando".
Fuente el Pez, era una
aldea dentro del sexmo del Campo, cuyo término era contiguo al de Palomares.
Esta aldea desde finales del siglo XV estaba despoblada y según las Relaciones,
“la causa por qué se despobló no saben. A mediados del siglo XVI, la mayor
parte de las heredades de este término pertenecen a vecinos de Palomares del
Campo, pues cuando se exime la villa en 1553 y se le señala dezmería, en ésta:
“entra y se comprehende un heredamiento y término que se llama Puente el Pez
que tiene un quarto de legua vulgar en largo y poco más o menos en ancho y como
quiera que la jurisdicción al dicho término es de essa dicha villa por
yncluirse en la dezmería”
Sin embargo,
jurisdiccionalmente, el término de Fuente el Pez sigue perteneciendo al alfoz
de Huete, como una de sus antiguas aldeas. El concejo de Palomares del Campo,
solicitó a Felipe II que se le vendiese dicho término, a lo que se opuso la
ciudad de Huete, porque “diz que la dha ziudad de Huete pretende que le
perteneze a ella”, y obviamente se opuso a la venta; además, un caballero, Luis
Carrillo de Guzmán, la pretendía comprar.
Para evitar agravios y
daños, la villa de Palomares ofreció una mayor cantidad que Luis Carrillo.
Dicha petición se vio en el Consejo de Hacienda y se acordó: “que se os
vendiese la Jurisdicción del dho término por mil y quinientos ducados, por ende
por aquella via y forma y manera que mexor puedo y de hecho y de derecho más
puede y deue aprouechar otorgo y conozco que vendo a vos el conzejo, justizia y
regidores, ofiziales y hombres buenos de la dha villa de Palomares la jurisdizión
ziuil y criminal alta y vaja mero mixto ymperio del dho término o heredamiento
que llaman Fuente el Pez según y como estaua deslindado y amojonado quando
eximimos y apartamos de la jurisdizión de Huete la dha villa de Palomares para
que los alcaldes hordinarios de la dha villa de Palomares perpetuamente para
siempre jamás puedan usar y exerzer la dha jurisdizión civil y criminal entera
y plenariamente, y oir y conozer de todos los negozios y delitos de qualquier
género y calidad que sean que en el dho término de Fuente el Pez y en todo el
ancho y largo deel en qualquier manera suzediera”.
La venta se confirmó en
cédula otorgada en Toledo, el 22 de junio de 1560. La ciudad de Huete, perdió,
por tanto, la jurisdicción sobre dicho término, donde “ni entren en él aprender
ni prendar, ni visitar ni hazer otro ningún Acto de Jurisdizión, ni se
entrometan a os perturbar la dicha jurisdizión”. Unicamente quedó inalterable
la comunidad de pastos “que hasta aquí han tenido y al presente tienen los
vezinos de la dha ziudad de Huete y essa villa y otros lugares en el dho
término de Fuente el Pez”, especificándose que no se debe hacer novedad
alguna”.
Fuentelpez también es el
nombre con que se cita en el Libro de La Caza del infante don Juan Manuel una
laguna en tierras de Carrascosa a donde llevaba sus aguas el río de Loranca.
Las demás
villas del sexmo y otros lugares y villas de la comarca dieron pasos similares
a Palomares
del Campo;
así por ejemplo Carrascosa del Campo en 1613 había roturado dos de las tres
dehesas que el
concejo
tenía: “monte viejo”, y “dehesa nueva”; por el arrendamiento de estas tierras
el concejo ingresaba en
las arcas de
Propios un total de 60.450 maravedís (A.H.N., Consejos, Leg. 31.871).
La dehesa de
Villas Viejas en 1573 era un espacio comunal, próximo al término de Fuente el
Pez perteneciente a Palomares del Campo, en el
que podía entrar todo el ganado de las distintas aldeas y villas del partido de
Huete (J. ZARCO
CUEVAS:
Relaciones de pueblos..., pág. 377); a finales del siglo XVI funcionaba como un
Propio de la ciudad de
Huete; en 1600 la ciudad tenía permiso para labrarla. Dicho año se sacó a
subasta para su arrendamiento; tres vecinos de Torrejoncillo del Rey se
quedaron con ella; éstos a su vez hicieron lotes y la arrendaron a otros
vecinos de Torrejoncillo para labrarla (A.H.M.H., Protocolos: Torrejoncillo del
Rey, leg. 30, fº
134r-136 )
También
existía un ejido en el término de Fuente el Pez, perteneciente a la villa de Palomares
tras su compra en 156075. Como Fuente el Pez era una aldea despoblada, el concejo
solicitó permiso al Consejo de Castilla “para arromper la hera del conçejo de
las pozas y
exido de San Miguel”
Al mismo tiempo que se solicitó el permiso
para romper el ejido de San Miguel, se pidió el
poder romper, labrar y arrendar “otros prados que ay encima del arenal entre
las viñas y la
dehesa” con el fin
de obtener fondos para el ayuntamiento.
No sabemos
con exactitud qué características tenían estos prados; si nos fijamos en la
toponimia, parece ser que se trataba de bienes comunales, cotos o majadales,
destinados a la ganadería pero, como ocurrió con el ejido, el concejo los quiso aprovechar como bienes de Propios.
1596, se procuraba
que en la confluencia de los dos ríos, Gigüela y Jualón, en Fuente el Pez, se hiciese la
limpieza y las obras oportunas con el fin de que las heredades que los vecinos tenían en la
vega no se viesen inundadas gran
utiliza,
para regar los huertos y como abrevadero del ganado lanar.
En 1599, Bartolomé
Pérez la vuelve a limpiar por
9 reales.
Habá inquietud y
preocupación cuando la ciudad de Huete, en la dehesa de Villas Viejas situada aguas abajo,
no hacía las palerías oportunas. La falta de limpieza del río, haría peligrar
las
heredades de
Palomares del Campo en caso de lluvias torrenciales
Una de las
principales atenciones del concejo se centraba en el mantenimiento del perfecto
estado de la fuente de agua dulce, próxima a la villa, que servía para
abastecer de agua potable
a los vecinos; cuando se producía alguna fuga de agua el concejo inmediatamente
contrataba los servicios de algún vecino para su arreglo.
Del mismo modo, se mantenían y
se limpiaban otros manantiales y fuentes que, sin servir agua potable,
posibilitaban ser utilizados como abrevaderos para los animales de labor,
como lavaderos públicos o
como balsas de agua, para regar los huertos de la villa.
También era
objeto de atención los dos ríos que discurrían por los términos: Gigüela y Jualón.
La
agricultura practicada en la villa era de secano, por tanto el ayuntamiento no
tenía que
intervenir en ningún tipo de reparto y distribución del agua, como ocurría en
Valencia y Murcia; sin embargo, algunos tramos del río era necesario limpiarlos
para que el agua tuviese
más corriente y así poder aprovechar mejor las instalaciones de molinos de agua y batanes
y, lo que es más importante, que las tierras de los labradores no sufriesen inundaciones
en las zonas de vega, que era donde el agua tenía mas facilidad para retenerse.
El concejo, por este motivo, gastaba periódicamente fondos de propios para su
limpieza; hay que tener en cuenta que en la margen derecha del río Jualón
estaba ubicado el molino del concejo.
Prácticamente todo lo años era necesario
la limpieza del caz para que el
agua
corriese con suficiente fuerza para moler.
Aunque en el
término de Fuente el Pez había una amplia vega, surcada por
los ríos
Gigüela y Jualón, no se puso en funcionamiento ningún sistema de riego que
aumentara los rendimientos.
La única preocupación del concejo, en este
sentido, se centraba en tener limpios los ríos “para dar
corriente a la bega de fuente el pez, jurisdizion desta villa”
, con el fin
de que , cuando lloviese abundantemente, los ríos no se desbordasen
e inundaran las heredades de los vecinos. Con este fin se practicaron algunas
obras de drenaje.
Desde 1559 existía el término de Fuente el Pez, perteneciente a
Palomares que, si bien se había agregado al término de la villa tras desgajarse
mediante compra del antiguo alfoz de Huete, siguió administrándose como un término
independiente.
En los diezmos que recibía la iglesia en el siglo XVIII, todavía
Fuente el Pez seguía apareciendo como un término independiente y los vecinos declaraban los frutos
cogidos en él con independencia de los cogidos en el término de la villa
La Torre.
El despoblado de La Torre
se localiza en el paraje de La Torrecilla cruzado por el río Jualón y a unos
dos kilómetros al noreste del núcleo urbano desde aquí podemos acceder a su
emplazamiento por el camino del Molinillo. Esta localización lo sitúa en las
inmediaciones de la calzada de Cartagena a Sigüenza y junto a las vías que
permitían la salida hacia el litoral del espejuelo obtenido en las minas
localizadas en el cercano Torrejoncillo y en Valparaíso de Abajo. Sin olvidar
en este sentido el importante emplazamiento del Cerro del Pulpón en Carrascosa
dedicado a la fabricación de armas, utensilios de metal y a la acuñación de
monedas. No se aprecian restos en superficie de posibles construcciones en
tierras de este despoblado. A uno dos kilómetros al norte del emplazamiento de
La Torre situamos el despoblado de Los Torrejones en tierras de Torrejoncillo
del Rey.
Si seguimos a don Dimas
Pérez, archivero diocesano de la catedral de Cuenca, podemos decir que este
despoblado era en 1326 era señorío de Alfonso Martínez de Ribera llamado de
Huete por su oficio de gobernador de la fortaleza de Huete con el título de
alcaide ya en 1320 con Alfonso XI. Hijo de Alfonso Martínez, casado con una
Ribera, caballero de origen gallego que entra en Castilla al servicio de
Fernando IV y probablemente también alcaide ya del castillo de Huete. En 1328
al levantar el sitio de Escalona Alfonso XI recompensa al alcaide del castillo
de Huete por su fidelidad y servicios con los señoríos de la aldea y castillo
de Anguix, de la aldea de Villarejo de la Peñuela en la tierra de la ciudad de
Huete y de Cabrejas y Valmelero del alfoz de la ciudad de Cuenca. La donación
será confirmada en 1329 por el concejo de la Ciudad. Su hijo y II señor López
de Ribera casa con su pariente Violante López de Ribera. Su nieta Violante
Ribera nacido en 1420 casa con el III señor de Montalbo Estaban Coello de ellos
serán descendientes desde fines del siglo XV por línea masculina los señores de
Montalbo, el Hito y Villar de Cañas y sus primos los señores de Villarejo de la
Peñuela, Valmelero y Cabrejas. En 1346 Alfonso Martínez de Huete compra la
mitad de San Pedro Palmiches y en 1370 completa su posesión con la compra de la
otra mitad en ambos casos a vecinos de Huete. En 1431 el III señor de Villarejo
de la Peñuela Fernando de Ribera escudero de Diego Hurtado de Mendoza, I señor
de Cañete, intercambia con él la aldea de San Pedro Palmiches y Puente del
Guadiela por las de Valdeganga, Carcelén y Montealegre, ahora del Castillo, en
tierras de Albacete. Posesiones que vienen al señorío de Cañete por el
matrimonio de Diego Hurtado de Mendoza con Beatriz de Albornoz señora de ellas
como herencia de su padre el señor de Albornoz. Fernando de Ribera separó ambas
villas al vender Carcelén a don Pedro de la Plazuela, sobre el año 1453. Doña
Violante, heredera de don Fernando, vendió también en 1453 la villa de
Montealegre con su castillo y fortaleza a don Miguel Ruiz de Tragacete, alcalde
mayor de Villena, oídor del Consejo Real de Castilla en el reinado de Juan II y
Enrique IV.
La Torre es vendido al I
señor Cañete en 1431 junto con Carcelén, Montealegre y Valdeganga por el III
señor de Villarejo. No confundir con el despoblado de la Torre en Moncalvillo,
Huete, de los duques de Granada de Ega, ahora titulares y desde inicios del
siglo XVIII señores de Montalbo, el Hito y Villar de Cañas. Tampoco estos con
el despoblado de Torre del Monje en las tierras del sur de la provincia.