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miércoles, 8 de abril de 2020

Fuente el Pez y La Torre. Despoblados de Palomares del Campo. Cuenca

En tierras regadas por río Gigüela y su afluente el Jualón situamos los dos despoblados de Palomares, Fuente el Pez y La Torre.


Fuente el Pez


En el siglo XIII, el infante don Juan Manuel en su Libro de la Caza cuenta como estas tierras eran grandes humedales buenos para la caza de ánades.

El aroyo de villalva nasce sobre loranca cae en la grant laguna de fuente el pez cabo el castiello.

Se refiere don Juan Manuel el que ahora llamamos arroyo de La Vega 

Cien metros mas allá del Kilómetro 14 de la carretera de Carrascosa a Palomares sale el camino que nos lleva hasta las ruinas de la ermita de San Miguel y a tierras donde estuvo la aldea de Fuente el Pez. 

A los pies del monticulo donde están las ruinas de la ermita discurren tres cursos de agua, la acequia de la Fuente Grande, antes Fuente del Pez que se prolonga en el Caz de Quintanares que toma sus aguas del río Cigüela ya cerca de Torrejoncillo del Rey,  siguiendo ambos un curso paralelo. Junto a sus cauces está la ermita de Los Urbanos, a unos 3 kilómetros de los parajes de San Miguel y Fuente el Pez si vamos campo a través.

Con curso paralelo a la acequia de la Fuente Grande y al Cigüela descurre el llamado Arroyo de Enmedio por discurrir entre estos.


se procuraba que en la confluencia de los dos ríos, Gigüela y Jualón, en Fuente el Pez, se  hiciese la limpieza y las obras oportunas con el fin de que las heredades que los vecinos tenían en la vega no se viesen inundadas,   

Habia inquietud y preocupación cuando la ciudad de Huete, en la dehesa de Villas Viejas situada aguas abajo, no hacía las palerías oportunas. La falta de limpieza del río, haría peligrar las  heredades de Palomares del Campo en caso de lluvias torrenciales.

También era objeto de atención los dos ríos que discurrían por los términos: Gigüela y  Jualón.........algunos tramos del río era necesario limpiarlos para que el agua tuviese más corriente y así poder aprovechar mejor las instalaciones de molinos de agua y batanes y, lo que es más importante, que las tierras de los labradores no sufriesen inundaciones en las zonas de vega.

El concejo gastaba periódicamente fondos de propios para su limpieza; hay que tener en cuenta que en la margen derecha del río Jualón estaba ubicado el molino del concejo. Prácticamente todo lo años era necesario la limpieza del caz para que el agua corriese con suficiente fuerza para moler.

Aunque en el término de Fuente el Pez había una amplia vega, surcada por los ríos Gigüela y Jualón, no se puso en funcionamiento ningún sistema de riego que aumentara los rendimientos. La única preocupación del concejo, en este sentido, se centraba en tener limpios los ríos “para dar corriente a la bega de fuente el pez, jurisdizion desta villa”, con el fin de  que , cuando lloviese abundantemente, los ríos no se desbordasen e inundaran las heredades de los vecinos. Con este fin se practicaron algunas obras de drenaje.

se procuraba que en la confluencia de los dos ríos, Gigüela y Jualón, en Fuente el Pez, se  hiciese la limpieza y las obras oportunas con el fin de que las heredades que los vecinos tenían en la vega no se viesen inundadas,   

Habia inquietud y preocupación cuando la ciudad de Huete, en la dehesa de Villas Viejas situada aguas abajo, no hacía las palerías oportunas. La falta de limpieza del río, haría peligrar las  heredades de Palomares del Campo en caso de lluvias torrenciales.

También era objeto de atención los dos ríos que discurrían por los términos: Gigüela y  Jualón.........algunos tramos del río era necesario limpiarlos para que el agua tuviese más corriente y así poder aprovechar mejor las instalaciones de molinos de agua y batanes y, lo que es más importante, que las tierras de los labradores no sufriesen inundaciones en las zonas de vega.

El concejo gastaba periódicamente fondos de propios para su limpieza; hay que tener en cuenta que en la margen derecha del río Jualón estaba ubicado el molino del concejo. Prácticamente todo lo años era necesario la limpieza del caz para que el agua corriese con suficiente fuerza para moler.

Aunque en el término de Fuente el Pez había una amplia vega, surcada por los ríos Gigüela y Jualón, no se puso en funcionamiento ningún sistema de riego que aumentara los rendimientos. La única preocupación del concejo, en este sentido, se centraba en tener limpios los ríos “para dar corriente a la bega de fuente el pez, jurisdizion desta villa”, con el fin de  que , cuando lloviese abundantemente, los ríos no se desbordasen e inundaran las heredades de los vecinos. Con este fin se practicaron algunas obras de drenaje.

El aroyo de villalva nasce sobre loranca cae en la grant laguna de fuente el pez cabo el castiello.

Se refiere don Juan Manuel el que ahora llamamos arroyo de La Vega 

Cien metros mas allá del Kilómetro 14 de la carretera de Carrascosa a Palomares sale el camino que nos lleva hasta las ruinas de la ermita de San Miguel y a tierras donde estuvo la aldea de Fuente el Pez. 

A los pies del monticulo donde están las ruinas de la ermita discurren tres cursos de agua, la acequia de la Fuente Grande, antes Fuente del Pez que se prolonga en el Caz de Quintanares que toma sus aguas del río Cigüela ya cerca de Torrejoncillo del Rey,  siguiendo ambos un curso paralelo. Junto a sus cauces está la ermita de Los Urbanos, a unos 3 kilómetros de los parajes de San Miguel y Fuente el Pez si vamos campo a través.

Con curso paralelo a la acequia de la Fuente Grande y al Cigüela descurre el llamado Arroyo de Enmedio por discurrir entre estos.


Et la primera grúa que mataron  fué entre Palomares et Bumanos, cabo un arroyo que dicen Xuheron. Es el Jualón que va al Cigüela mas abajo de Urbanos y nace en Villar del Águila, el Villar del Puerto que se cita

 Xuheron nasce sobre Villar del Puerto et entra en Xuhela, deyuso de Burbanos.

Un puente romano permite el paso del Cigüela en Urbanos



Las ruinas de la ermita y del castillo se sitúan en lo que fue el despoblado de Fuente el Pez. 

Estaba este asentamiento junto al río Valparaíso que ya próximo a desaguar en el Valdejudios recibe el nombre de río de Las Lagunas. 

En las inmediaciones  de Fuente el Pez estaba la aldea de Valdejudios y las llamadas Casas de Villava-en la actualidad se pueden ver junto a las ruinas de estas Casas la explotación agrícola llamada casas de Villava- Perea-, situada en tierras por las que pasa el canal de Valdejudios del trasvase Taajo- Segura. D
esde 1559 existía el término de Fuente el Pez, perteneciente a Palomares que, si bien se había agregado al término de la villa tras desgajarse mediante compra del antiguo alfoz de Huete, siguió administrándose como un término independiente.


En los diezmos que recibía la iglesia en el siglo XVIII, todavía Fuente el Pez seguía apareciendo como un término independiente y los vecinos declaraban los frutos cogidos en él con independencia de los  cogidos en el término de la villa. 


Hubo en la Ermita una talla de San Miguel metida en una caja hecha en el año 1589.

Se paga por la imagen 40 ducados al escultor Alonso Serrano y a Quilez Moreno pintor y estofador de la caja 97 ducados y a  y Juan Gómez por las pinturas que hace en las puertas de la caja 400 reales.


Los Gómez: una dinastía de pintores del Renacimiento.  Pedro Miguel Ibáñez Martínez

Fondo documental del Archivo Municipal de Palomares del Campo


Las ruinas de la ermita y del castillo se sitúan en lo que fue el despoblado de Fuente el Pez. 

Estaba este asentamiento junto al río Valparaíso que ya próximo a desaguar en el Valdejudios recibe el nombre de río de Las Lagunas. 

En las inmediaciones  de Fuente el Pez estaba la aldea de Valdejudios y las llamadas Casas de Villava-en la actualidad se pueden ver junto a las ruinas de estas Casas la explotación agrícola llamada casas de Villava- Perea-, situada en tierras por las que pasa el canal de Valdejudios del trasvase Tajo- Segura.


Martín Gómez El Joven hermano de Juan Gómez, padre del arquitecto Juan Gómez de Mora hace el retablo de San Roque para la iglesia de Palomares

Fuente el Pez

Localizado en las inmediaciones de las ruinas de la ermita de San Miguel, conocidas también como torreón o castillo de San Miguel, en un área con abundantes restos romanos que incluyen la ermita de los Urbanos en Torrejoncillo del Rey en donde por los restos encontrados pudo existir un santuario. Próximo a la ermita se halla el sitio de Santa Brígida; donde se han encontrado monedas y otros restos del periodo romano. En las inmediaciones de esta ermita, en el conocido como Camino Real a Huete y actual carretera que viene desde Carrascosa del Campo y que corresponde a la vía romana que bajaba desde Ercavica, apareció un epígrafe votivo de un legionario de la Legio VII que por octava vez, dedicaba una ofrenda a las ninfas. En sus inmediaciones las minas de espejuelo de Torrejoncillo en el cerro de La Mora y en el de San Bartolomé, yacimientos que se completan con los de Palomares y Villas Viejas. Lugares todos en las proximidades de la calzada romana que procedente de Segobriga pasaba por Torrejoncillo hacia Erkavica en Cañaveruelas y cuya explotación tuvo una importancia fundamental en la economía romana. A través de una calzada que discurre paralela al río Gigüela pasando por Fuente el Pez se conectaban las minas de Valparaíso de Abajo y Torrejoncillo con la mina de Villas Viejas llamada Cueva del Toro situada cerca de la ciudad celtíbera de Contrebia. Aquí enlazaría con la calzada principal que se dirige al puerto de Cartagena.


Situado en parajes de la ermita de San Miguel cuyas ruinas se sitúan junto al cauce del río Gigüela en el kilómetro 14 de la carretera que viene de Carrascosa y a unos seis kilómetros de Palomares. Aún puede verse algún resto de la atalaya de control y defensa del territorio del sur de alfoz de Huete. Se trata de una torre de base cuadrada y pequeñas dimensiones, que pudo servir de refugio a los moradores de la aldea, pero sobre todo, se construyó como atalaya con funciones de vigilancia y comunicación con las otras torres ubicadas en los lugares más altos de las aldeas del sexmo y con la propia ciudad de Huete. Don Rafael de Ribas, cura de Palomares del Campo en 1787, nos dice que: “Dentro de su jurisdicción está el despoblado, llamado Fuente el Pez distante una legua de esta villa, y respecto de ella está del poniente; se llama Fuente el Pez por una fuente del contigua del mismo nombre, en la que se crían, buenos pezes, y varbos: sólo se advierte al presente, en este despoblado una fortaleza, ó atalaya vastante destrozada". Huete durante las invasiones almorávide y almohade, además de los castillos de Albaráñez o de Luna en la misma ciudad de Huete, llamado también de Alvar Fañez; lugarteniente de El Cid que nombra igualmente una aldeaasí como el situado en el actual pueblo de Cuevas de Velasco dispuso de torres aisladas en las aldeas de su alfoz, donde se situaban puntos de vigilancia con el fin de alertar de posibles incursiones provenientes de Cuenca o Alarcón.

El asentamiento de Fuente el Pez ya existía en 1188. Fue en la segunda mitad del siglo XIV señorío de Mencia de Orozco que también lo fue de Valdejudios en Carrascosa; del que dista unos 3 kilómetros. Aldea con término propio que en la últimas décadas del siglo XVI ya estaba despoblada, según se recoge en las Relaciones Topográficas de Felipe II, aunque “la causa por qué se despobló no saben. En esta situación lo compra su lindera la villa de Palomares del Campo por l.500 ducados a la ciudad de Huete. Desde la segunda mitad del siglo XVII y hasta el fin de los señoríos con la constitución de Cádiz fue señorío de los Ruíz de Alarcón señores de Valera de Arriba y vecinos de Tarancón. En los diezmos que recibía la iglesia en el siglo XVIII, Fuente el Pez seguía apareciendo como un término independiente y los vecinos declaraban los frutos cogidos en él con independencia de los cogidos en el término de la villa de Palomares.


A partir de 1601, no pudo el Consejo de Hacienda vender más exenciones jurisdiccionales A partir de 1626, lo que se vendía eran vasallos. Si la aldea, tomaba la decisión de comprarse a sí misma, negando la constitución de un señorío particular, el resultado era una nueva villa. El precio era el mismo que la venta de jurisdicciones en el siglo anterior: 15.000 maravedíes por vecino, para las poblaciones situadas a la derecha del Tajo, en territorio de la chancillería de Valladolid, y 16.000 para las poblaciones situadas a la izquierda, pertenecientes a la chancillería de Granada; pero también podían venderse, atendiendo a la extensión del término, a razón de 6.400 ducados “de atresçientos y cinco mrs cada ducado por legua legal. Lo uno o lo otro a eleçion de su magestad o de los del dho su Conssº de Hazienda”.

El primer trámite para la transacción era fijar la población de la villa que se pretendía adquirir y depositar el tercio de su valor; después se hacía la medición del término y el censo de la vecindad. El cálculo casi siempre era inferior al real, para adelantar menos dinero. El buen resultado de este primer intento, animó a continuar con las ventas. Una Real Cédula de 15 de mayo de 1630 dispuso, previo consentimiento de las Cortes, que se vendieran otros 12.000 vasallos. En 1652, se vendieron doce pueblos y en 1658, se vendieron catorce más. En los últimos años del reinado de Felipe IV sólo hay algunas ventas esporádicas y en los primeros de su hijo y sucesor siguen haciéndose, aunque en pequeño número: cinco en 1667 y cinco en 1668. En 1670, el Reino protestó de las enajenaciones.

De 1626 a 1668 se vendieron 52.306 vecinos; de éstos, 20.082 correspondieron a jurisdicciones compradas por los propios lugares, 8.916 compradas por los nobles y 23.307 vasallos fueron comprados por compradores no nobles. Hay que tener en cuenta que no todas estas ventas dieron lugar a formación de señoríos, en muchos casos, las villas o lugares se compraron a sí mismos para evitar caer en poder de un señor o para exentarse de la cabeza de su jurisdicción. 

Habrá que agregar, a las cifran anteriores, las poblaciones entregadas por el monarca a ciertos señores en pago de deudas y servicios; un móvil de prestigio y nunca motivos económicos, impulsaban, por regla general, a los compradores de lugares, pues esto facilitaba a su poseedor un ascenso social. La posesión de una villa o aldea, además de colmar su vanidad, pues recibían homenaje de los lugareños y colocaban sus armas en las iglesias, les daba ingreso a la categoría de señor de vasallos, paso previo, en algunos casos, a la nobleza titulada.
La villa de Palomares del Campo se eximió de la ciudad de Huete, según consta del privilegio concedido, el 27 de marzo de 1553. No sabemos con exactitud los motivos. Un hecho, que pudo ser determinante fue era el gran crecimiento demográfico del siglo XVI, tal y como revelan las Relaciones Topográficas de Felipe II: “que hay de presente trescientos y cuarenta vecinos, contados por padrón... y que antes de agora ha tenido menos vecinos, porque el mes de março del año pasado de cincuenta e tres... tenía con menores y viudas ducientos y sesenta vecinos, como consta del previlegio; y que el año de sesenta hizo averiguaciones Pero Díaz Laso, juez de S.M. sobre las alcabalas y tercias, y que por ellas consta que la dicha villa tenía docientos y ochenta vecinos, y que ansí han ido cresciendo; e que hay muchos vecinos pobres, e que algunos de ellos piden de limosna; y que la causa por qué se han crecido estos vecinos es porque se han ido casando".


Fuente el Pez, era una aldea dentro del sexmo del Campo, cuyo término era contiguo al de Palomares. Esta aldea desde finales del siglo XV estaba despoblada y según las Relaciones, “la causa por qué se despobló no saben. A mediados del siglo XVI, la mayor parte de las heredades de este término pertenecen a vecinos de Palomares del Campo, pues cuando se exime la villa en 1553 y se le señala dezmería, en ésta: “entra y se comprehende un heredamiento y término que se llama Puente el Pez que tiene un quarto de legua vulgar en largo y poco más o menos en ancho y como quiera que la jurisdicción al dicho término es de essa dicha villa por yncluirse en la dezmería”


Sin embargo, jurisdiccionalmente, el término de Fuente el Pez sigue perteneciendo al alfoz de Huete, como una de sus antiguas aldeas. El concejo de Palomares del Campo, solicitó a Felipe II que se le vendiese dicho término, a lo que se opuso la ciudad de Huete, porque “diz que la dha ziudad de Huete pretende que le perteneze a ella”, y obviamente se opuso a la venta; además, un caballero, Luis Carrillo de Guzmán, la pretendía comprar.
Para evitar agravios y daños, la villa de Palomares ofreció una mayor cantidad que Luis Carrillo. Dicha petición se vio en el Consejo de Hacienda y se acordó: “que se os vendiese la Jurisdicción del dho término por mil y quinientos ducados, por ende por aquella via y forma y manera que mexor puedo y de hecho y de derecho más puede y deue aprouechar otorgo y conozco que vendo a vos el conzejo, justizia y regidores, ofiziales y hombres buenos de la dha villa de Palomares la jurisdizión ziuil y criminal alta y vaja mero mixto ymperio del dho término o heredamiento que llaman Fuente el Pez según y como estaua deslindado y amojonado quando eximimos y apartamos de la jurisdizión de Huete la dha villa de Palomares para que los alcaldes hordinarios de la dha villa de Palomares perpetuamente para siempre jamás puedan usar y exerzer la dha jurisdizión civil y criminal entera y plenariamente, y oir y conozer de todos los negozios y delitos de qualquier género y calidad que sean que en el dho término de Fuente el Pez y en todo el ancho y largo deel en qualquier manera suzediera”.

La venta se confirmó en cédula otorgada en Toledo, el 22 de junio de 1560. La ciudad de Huete, perdió, por tanto, la jurisdicción sobre dicho término, donde “ni entren en él aprender ni prendar, ni visitar ni hazer otro ningún Acto de Jurisdizión, ni se entrometan a os perturbar la dicha jurisdizión”. Unicamente quedó inalterable la comunidad de pastos “que hasta aquí han tenido y al presente tienen los vezinos de la dha ziudad de Huete y essa villa y otros lugares en el dho término de Fuente el Pez”, especificándose que no se debe hacer novedad alguna”.
Fuentelpez también es el nombre con que se cita en el Libro de La Caza del infante don Juan Manuel una laguna en tierras de Carrascosa a donde llevaba sus aguas el río de Loranca.

Las demás villas del sexmo y otros lugares y villas de la comarca dieron pasos similares a Palomares
del Campo; así por ejemplo Carrascosa del Campo en 1613 había roturado dos de las tres dehesas que el
concejo tenía: “monte viejo”, y “dehesa nueva”; por el arrendamiento de estas tierras el concejo ingresaba en
las arcas de Propios un total de 60.450 maravedís (A.H.N., Consejos, Leg. 31.871).

La dehesa de Villas Viejas en 1573 era un espacio comunal, próximo al término de Fuente el Pez perteneciente a Palomares del Campo, en el que podía entrar todo el ganado de las distintas aldeas y villas del partido de Huete (J. ZARCO
CUEVAS: Relaciones de pueblos..., pág. 377); a finales del siglo XVI funcionaba como un Propio de la ciudad de Huete; en 1600 la ciudad tenía permiso para labrarla. Dicho año se sacó a subasta para su arrendamiento; tres vecinos de Torrejoncillo del Rey se quedaron con ella; éstos a su vez hicieron lotes y la arrendaron a otros vecinos de Torrejoncillo para labrarla (A.H.M.H., Protocolos: Torrejoncillo del Rey, leg. 30, fº
134r-136 )



También existía un ejido en el término de Fuente el Pez, perteneciente a la villa de Palomares tras su compra en 156075. Como Fuente el Pez era una aldea despoblada, el concejo solicitó permiso al Consejo de Castilla “para arromper la hera del conçejo de las pozas y exido de San Miguel”

 Al mismo tiempo que se solicitó el permiso para romper el ejido de San Miguel, se pidió el poder romper, labrar y arrendar “otros prados que ay encima del arenal entre las viñas y la dehesa” con el fin de obtener fondos para el ayuntamiento.

No sabemos con exactitud qué características tenían estos prados; si nos fijamos en la toponimia, parece ser que se trataba de bienes comunales, cotos o majadales, destinados a la ganadería pero, como ocurrió con el ejido, el concejo los quiso aprovechar como bienes de Propios.

1596, se procuraba que en la confluencia de los dos ríos, Gigüela y Jualón, en Fuente el Pez, se hiciese la limpieza y las obras oportunas con el fin de que las heredades que los vecinos tenían en la vega no se viesen inundadas gran
utiliza, para regar los huertos y como abrevadero del ganado lanar. 

En 1599, Bartolomé Pérez la vuelve a limpiar por 9 reales.


Habá inquietud y preocupación cuando la ciudad de Huete, en la dehesa de Villas Viejas situada aguas abajo, no hacía las palerías oportunas. La falta de limpieza del río, haría peligrar las
heredades de Palomares del Campo en caso de lluvias torrenciales

Una de las principales atenciones del concejo se centraba en el mantenimiento del perfecto estado de la fuente de agua dulce, próxima a la villa, que servía para abastecer de agua potable a los vecinos; cuando se producía alguna fuga de agua el concejo inmediatamente contrataba los servicios de algún vecino para su arreglo. 

Del mismo modo, se mantenían y se limpiaban otros manantiales y fuentes que, sin servir agua potable, posibilitaban ser utilizados como abrevaderos para los animales de labor, como lavaderos públicos o como balsas de agua, para regar los huertos de la villa.

También era objeto de atención los dos ríos que discurrían por los términos: Gigüela y Jualón. 

La agricultura practicada en la villa era de secano, por tanto el ayuntamiento no
tenía que intervenir en ningún tipo de reparto y distribución del agua, como ocurría en Valencia y Murcia; sin embargo, algunos tramos del río era necesario limpiarlos para que el agua tuviese más corriente y así poder aprovechar mejor las instalaciones de molinos de agua y batanes y, lo que es más importante, que las tierras de los labradores no sufriesen inundaciones en las zonas de vega, que era donde el agua tenía mas facilidad para retenerse. 

El concejo, por este motivo, gastaba periódicamente fondos de propios para su limpieza; hay que tener en cuenta que en la margen derecha del río Jualón estaba ubicado el molino del concejo. 

Prácticamente todo lo años era necesario la limpieza del caz para que el
agua corriese con suficiente fuerza para moler.


Aunque en el término de Fuente el Pez había una amplia vega, surcada por
los ríos Gigüela y Jualón, no se puso en funcionamiento ningún sistema de riego que aumentara los rendimientos.

La única preocupación del concejo, en este sentido, se centraba en tener limpios los ríos “para dar corriente a la bega de fuente el pez, jurisdizion desta villa”
, con el fin de que , cuando lloviese abundantemente, los ríos no se desbordasen e inundaran las heredades de los vecinos. Con este fin se practicaron algunas obras de drenaje.


Desde 1559 existía el término de Fuente el Pez, perteneciente a Palomares que, si bien se había agregado al término de la villa tras desgajarse mediante compra del antiguo alfoz de Huete, siguió administrándose como un término independiente.

En los diezmos que recibía la iglesia en el siglo XVIII, todavía Fuente el Pez seguía apareciendo como un término independiente y los vecinos declaraban los frutos cogidos en él con independencia de los cogidos en el término de la villa 



La Torre.

El despoblado de La Torre se localiza en el paraje de La Torrecilla cruzado por el río Jualón y a unos dos kilómetros al noreste del núcleo urbano desde aquí podemos acceder a su emplazamiento por el camino del Molinillo. Esta localización lo sitúa en las inmediaciones de la calzada de Cartagena a Sigüenza y junto a las vías que permitían la salida hacia el litoral del espejuelo obtenido en las minas localizadas en el cercano Torrejoncillo y en Valparaíso de Abajo. Sin olvidar en este sentido el importante emplazamiento del Cerro del Pulpón en Carrascosa dedicado a la fabricación de armas, utensilios de metal y a la acuñación de monedas. No se aprecian restos en superficie de posibles construcciones en tierras de este despoblado. A uno dos kilómetros al norte del emplazamiento de La Torre situamos el despoblado de Los Torrejones en tierras de Torrejoncillo del Rey.


Si seguimos a don Dimas Pérez, archivero diocesano de la catedral de Cuenca, podemos decir que este despoblado era en 1326 era señorío de Alfonso Martínez de Ribera llamado de Huete por su oficio de gobernador de la fortaleza de Huete con el título de alcaide ya en 1320 con Alfonso XI. Hijo de Alfonso Martínez, casado con una Ribera, caballero de origen gallego que entra en Castilla al servicio de Fernando IV y probablemente también alcaide ya del castillo de Huete. En 1328 al levantar el sitio de Escalona Alfonso XI recompensa al alcaide del castillo de Huete por su fidelidad y servicios con los señoríos de la aldea y castillo de Anguix, de la aldea de Villarejo de la Peñuela en la tierra de la ciudad de Huete y de Cabrejas y Valmelero del alfoz de la ciudad de Cuenca. La donación será confirmada en 1329 por el concejo de la Ciudad. Su hijo y II señor López de Ribera casa con su pariente Violante López de Ribera. Su nieta Violante Ribera nacido en 1420 casa con el III señor de Montalbo Estaban Coello de ellos serán descendientes desde fines del siglo XV por línea masculina los señores de Montalbo, el Hito y Villar de Cañas y sus primos los señores de Villarejo de la Peñuela, Valmelero y Cabrejas. En 1346 Alfonso Martínez de Huete compra la mitad de San Pedro Palmiches y en 1370 completa su posesión con la compra de la otra mitad en ambos casos a vecinos de Huete. En 1431 el III señor de Villarejo de la Peñuela Fernando de Ribera escudero de Diego Hurtado de Mendoza, I señor de Cañete, intercambia con él la aldea de San Pedro Palmiches y Puente del Guadiela por las de Valdeganga, Carcelén y Montealegre, ahora del Castillo, en tierras de Albacete. Posesiones que vienen al señorío de Cañete por el matrimonio de Diego Hurtado de Mendoza con Beatriz de Albornoz señora de ellas como herencia de su padre el señor de Albornoz. Fernando de Ribera separó ambas villas al vender Carcelén a don Pedro de la Plazuela, sobre el año 1453. Doña Violante, heredera de don Fernando, vendió también en 1453 la villa de Montealegre con su castillo y fortaleza a don Miguel Ruiz de Tragacete, alcalde mayor de Villena, oídor del Consejo Real de Castilla en el reinado de Juan II y Enrique IV.


La Torre es vendido al I señor Cañete en 1431 junto con Carcelén, Montealegre y Valdeganga por el III señor de Villarejo. No confundir con el despoblado de la Torre en Moncalvillo, Huete, de los duques de Granada de Ega, ahora titulares y desde inicios del siglo XVIII señores de Montalbo, el Hito y Villar de Cañas. Tampoco estos con el despoblado de Torre del Monje en las tierras del sur de la provincia.


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